El campo que me lleva
Todos estamos empujados por grandes fuerzas y campos de poderosas resonancias. A veces se trata de movimientos arcaicos y en otros momentos de fuerzas de vida totalmente creativas.
Uno se representa a sí mismo, mirando ese campo que le dirige actualmente. Lo honra.
Sabe que todo el pasado y todo el presente están aquí en ese campo, y agradece su apoyo.
“Os pertenezco, soy uno de vosotros. Gracias por todo lo que me habéis dado y me seguís dando.”
Ahora se coloca en el campo. Quizás sienta la necesidad de subirse a una silla, para resaltar su grandeza y extensión.
Siente en su cuerpo lo que ese campo representa.
Sigue en la silla, percibiendo que la persona le honra y agradece, a la vez que va reconociendo en sí lo que el campo va sintiendo conforme se siente agradecido.
La persona ahora va a estar alternativamente en si misma delante del campo, y en el campo subido a una silla.
Cuando está en el campo, va a recibir información de lo que está dirigiendo su vida.
Cuando vuelve a ser sí misma, puede decir o hacer algo con la información recibida.
Progresivamente ambos se irán transformando.
En algún momento el campo quizás baje de la silla.
En otro momento, la persona se sentirá impulsada a dirigirse hacia la vida, con agradecimiento, nuevas percepciones y nueva energía.