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La enfermedad

Texto escrito por Brigitte Champetier de Ribes.

Texto

La enfermedad


La enfermedad es un programa de supervivencia de la especie y del individuo (Hamer).

La enfermedad es un movimiento del espíritu para sanar la consciencia familiar llevando al individuo a la reconciliación con los excluidos de su clan. (Hellinger)

Enfermedad y sistema familiar

El sistema familiar transmite toda la información de sus miembros a todos sus miembros, en un continuo movimiento circular que integra todo lo que va ocurriendo. Está movido por dos fuerzas contrapuestas, cuya articulación está en un reequilibrio perpetuo: una fuerza de cohesión y una fuerza de individuación o autonomización, ambas al servicio de la vida.

La necesidad de orden y pertenencia permite la cohesión del sistema familiar. La necesidad de compensación o equilibrio crea el movimiento hacia delante cada vez que se realiza una compensación adulta o bien produce un movimiento de repetición, hacia la muerte, cuando la persona sigue una compensación arcaica.

Cuando no se respeta el orden o la pertenencia, la cohesión del grupo se vuelve rígida, impidiendo la individuación de sus miembros. Cada vez que se crea una exclusión, el sistema familiar pone en marcha un mecanismo “ciego”, un nuevo mecanismo de compensación, para promover la reinclusión de esta persona y así recomponer la cohesión del sistema a un nivel superior.

Ese mecanismo ciego se dirige a los más jóvenes del sistema, que están al servicio de sus mayores, provocando un sufrimiento en este miembro joven, sufrimiento metafórico de la situación que provocó la exclusión, cuya meta es ser leído, entendido,  hasta la reinclusión del excluido.

Este sufrimiento, esta metáfora es la enfermedad. Su misión es la reconciliación entre un excluidor y un excluido.

Tanto el excluidor como el excluido se habían alejado de la vida, y el retorno a la vida consiste en esta reconciliación.

El enfermo, o descendiente designado para señalar esta exclusión y esta separación de la vida, va a imitar a los ancestros con los que está intrincado: rechazando la vida como es, excluyendo o siendo excluido.

Cuando el enfermo dice sí a su situación, sí a su enfermedad, entra en sintonía con el movimiento del espíritu, iniciándose la compensación adulta. Y la fuerza de sanación empieza a desplegarse en él. La enfermedad es un camino de vuelta a la vida.

La persona enferma estaba vinculada a un excluidor que no asumió el daño que hizo. Por lo que esa persona va a tener la misma fidelidad y “debilidad” que el excluidor, y tendrá conflictos que no sabrá resolver, igual que ese excluidor. El Dr Hamer descubrió y comprobó que toda enfermedad es la somatización de un conflicto bloqueado.

Los conflictos bloqueados son rechazos a la vida como es. La persona designada por el sistema para señalar al excluidor o al excluido (proceso al que Hellinger llama “movimiento del alma”, “alma” significando sistema) se enfrenta entonces a conflictos que no consigue resolver, y estos conflictos se somatizan en una enfermedad.

Cuando el enfermo por fin acepta su enfermedad, va a empezar a mirar sus conflictos y asumir lo que rechazó, dándose cuenta de a quien excluyó él también de su vida. La enfermedad entonces se retira.

Gracias a Hamer, también podemos comprobar que la enfermedad es un proceso bifásico constituido de  una primera fase caracterizada por estrés, además de síntomas específicos, y una segunda fase caracterizada por el cansancio y la vagotonía. La enfermedad de la primera fase representa una fidelidad a un excluidor y la enfermedad de la segunda fase, fidelidad a un excluido.

Las enfermedades en –itis (bronquitis, artritis) son enfermedades de la primera fase producidas por una intrincación con un excluidor, las enfermedades en –osis (artosis, trombosis) son enfermedades de la segunda fase, con fidelidad a un excluido.

Toda reconciliación responde a un movimiento del espíritu. La enfermedad es un proceso completo de reconciliación, es, por tanto, un movimiento del espíritu.

Cuando un enfermo llega a la curación, vuelve a la salud, quiere decir que se encuentra en un movimiento poderoso de sanación y crecimiento. El desorden anterior del sistema ha sido sanado gracias al proceso de curación del enfermo. El sistema familiar pierde su rigidez y se vuelve a cohesionar a un nivel de conciencia mayor, permitiendo a todos sus miembros una mayor autonomía y más vida.

¿Qué más nos dicen las Constelaciones sobre la enfermedad?

No poder asumir un conflicto es rechazar la vida como es, es rechazar a la madre.

La Salud física suele venir por línea materna, la da la Madre junto con la Vida. La salud mental la da la presencia del padre.

En las enfermedades físicas graves, veremos un mínimo de tres generaciones sin tomar a la madre. Por lo que en general hay que trabajar incluyendo también a los abuelos. Y llegar a que la persona tome a su madre tal como es, aunque no ocupe su lugar de madre.

En las enfermedades mentales hay ausencia de padre en un mínimo de tres generaciones también. En las enfermedades como esquizofrenia, sicosis, el enfermo tiene un mínimo de dos intrincaciones con un crimen ocultado en la familia, y él representa a los dos a la vez.

En las enfermedades graves, además de varias generaciones “sin madre”, encontramos varias intrincaciones con excluidores o excluidos y varios conflictos, cada intrincación dando lugar a un conflicto “programante” (concepto de la Nueva medicina, conflicto programante de la enfermedad).

Las constelaciones dan luz sobre las dinámicas ciegas que provocan la enfermedad. A la designación del sistema, la persona responde, desde su amor ciego marcado por el pensamiento mágico del niño, con una de estas frases:

  • Al excluidor o al excluido: “te sigo”, “te reemplazo”.
  • Al excluidor “pago por ti, expío por ti”.
  • Al excluido “expío como tú”, “soy una víctima como tú”, “te sigo en la exclusión”.
  • A su madre o a su padre “soy más grande que tú”.
  • A un enfermo de su sistema familiar “te sigo en la enfermedad”, “me muero en tu lugar para que tú vuelvas”.
  • A uno de sus familiares, que le ha transmitido “tú por mi”, la persona responde “yo por ti”, llevándose entonces la intrincación de ese familiar.

Más en:

Constelar la enfermedad desde las comprensiones de Hellinger y Hamer”, Brigitte Champetier de Ribes, Ed. Gaia, Madrid noviembre 2011.

Publicado en Guiagente.es, marzo 2012

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